octubre 14, 2008

RIOBAMBA.

La sultana de los andes, la tierra de mi padre y toda su larga y añeja familia, tan mia como suya, trae recuerdos a mi , alegrìas de niño y làgrimas, me eduquè, junto a mi hermana y mi prima, mis primeros años en esta ciudad. Mi madre, un àngel en la tierra, se esforzò porque mi padre nos enviè allà, el clima, la cercanìa de familia querida y buena, la posibilidad de un buen nombre polìtico y seguridad econòmico contribuyò a esa decisiòn, al cuidado de mis abuelos maternos, alquilando una hermosa casa y matriculados en buenas escuelas -salesianas obviamente- comenzò nuestra vida, el amor de mis abuelos, mis primos queridos, todo era un entorno sano y pacìfico, pero la ausencia de mi madre, verla cada 15 dìas era una tortura, siempre he sido pegado a ella y el no verla me partìa el alma, todo adicionado al soundtrack de marco, remy, heidi y cuanta serie infantil lacrimògena existiera aumentaba mis penas, pero lo sobrellevaba. mi padre ya estaba de juez, la casa nueva estaba en planos y visto el terreno, los castillos se empezaban a levantar... pero la muerte llegò, mi abuelo me contaba de la cacerìa en sus tierras una noche y nunca despertò... terrible, devastado y sin mucha luz en mi vida retornanos al gran guayas, debo reconocer que la vida fue dulce, mi padre adquiriò el reconocimiento cultural, polìtico y econòmico anhelado, obtuvo cargas pùblicos interesantes pero nunca de elecciòn populas como riobamba ofrecìa. el calor siempre pelearà con mi madre pero por sus hijos y familia ella aguanta todo, mi infancia de niño bueno, dulce y hasta obediente -ese era yo-, lector incansable y dedicado a todo lo que el aire libre brinde, malo en el fùtbol pero apasionado por èl, seguìa .

pero las vacaciones siempre nos hacìa regresar a la querida riobamba, los tres meses enteros, los paseos familiares, mi mamà llevàndonos atodo lado y mi padre viajando los fines de semana con su ànimo y protecciòn, mi juventud llegò entre helados, hornado, empanadas, la amistad eterna con mi primo querido nacìa, viajes, la primera borrachera, los primeros cigarrilos, las urgencias por un cuerpo femenino, càlido y dulce, todo empezaba.... tambièn ese cariño por mi prima especial, todos la tenemos, largas tardes de conversaciones bobas, novelas y juegoss, sin palabras que dijeran lo que pensabamos ciertamente, bueno es un dulce secreto compartido...

esa era la riobamba que vivì, graduado de colegio me apartè de ella, la universidad, la opciòn de salinas, sus placeres nuevos, la compra de una casa convertida en club por mis amigos y yo me hizo separarme de la frìa pero querida capital del chimborazo, la visitè poco, con amigos de acà, me aburrìa o querìa aburrirme, todo me resultaba chico o atrasado -era màs imbècil que hoy, ese tambièn era yo...- pero internamente sabìa que riobamba vivìa en mi corazòn y me habìa despojado de muchos de mis sueños, de mi vida, por eso la agredìa. los años pasan y las visitas disminuìan, ni a mis muertos, mis abuelas visitaba, siempre excusas metìa para evitar ir, alguna vez fui y ver a mis primos, a mis conocidos casados con hijos, familias enteras que venìan y yo desconocìa me dolìo, yo seguìa solo, con mucha compañìa eventual pero durmiendo solo, me jurè no volverme a exponer a almuerzos familiares recargados y tortuosos, a no conocer màs sobrinos de caras rosadas y sonrisas bobaliconas, todo me asqueba como al criminal la horca, pero este noviembre volverè... a reconciliarme con mis muertos que dejè abandonados y a perdonarme por mis pequeñas y grandes torpezas....